LA NIÑA DE LOS GATOS



Hoy después de mucho tiempo de ser acompañada por la niña de los gatos, estoy ante la disyuntiva de dejarla ir con sus fantasmas.
Sé que es una compañera fiel, me hace reír mucho y a veces, llorar de la emoción. Es muy sensible, como la gran mayoría de los niños, con la inocencia aún intacta.
Es difícil para ella acompañarme en mi mundo adulto, donde no sabe como hacer para no huir ante las responsabilidades. Y siempre ha sido una niña solitaria con respecto a los demás niños, solo acompañada por los gatos.
Cuando ella era muy pequeña ( mucho mas que ahora) sus padres la condenaron a aprender de esos animalitos. La dejaban sola en un terreno baldío al lado de la casa de la abuela paterna, donde los pastizales eran casi tan altos como ella, y había una gata amamantando a sus gatitos. Era una niña solitaria, que aun no sabia bien que eran esos raros perritos de orejas triangulares y ojos distintos al perro que tenia en su casa. Porque sus padres se habían separado recientemente y los fines de semana, era el padre el encargado de cuidarla.
Su padre lo hacía por obligación, así que por eso, ella cada fin de semana encontraba a sus amiguitos gatunos cada vez mas vivarachos y juguetones en el terreno donde quien debía cuidarla, la dejaba unas horas para que no lo moleste.
Ella no supo en ese entonces lo que es el miedo. Sus fieles amiguitos felinos estaban alli cuidandola, jugando con ella, como si fuera una hermanita humana. La mamá gata aprovechaba para descansar o ir a cazar alguna presa mientras la niña jugaba con sus cachorritos.
Creo que fue la etapa mas feliz de su vida. Hasta un domingo a la noche, cuando su padre la dejó con su abuela materna, toda sucia de barro y arañazos. La abuela la bañó y ahí descubrió las huellas de sus amiguitos...arañazos y mordiscos por todos lados!!
Pero la niña no se quejaba de dolor, era tan lindo jugar con ellos!!
Ellos la querían, jugaban, mordían y hasta dormían una siesta con ella. Cosa que ni su padre ni madre hacían.
Así que no dio explicaciones del porqué de sus arañazos. Entonces su abuela, que si se preocupaba (dentro de lo que podía) por ella, la convenció a la madre de la niña de los gatos, que el próximo fin de semana irían a ver que es lo que hacia su padre con ella.
Cuando la encontraron a la criatura jugando sola en el baldío no lo podían creer!!
Lo malo es que eso marcó el fin de la amistad con los gatitos....la niña nunca mas los vio....
Y nunca mas tuvo uno, hasta que un día, a eso de los doce años, cuando ya no era tan inocente y salvaje como a los tres, le regalaron un gato...
Fueron varias emociones.....primero sentir que volvía a ser esa niñita....y además con el olor felino, las ratas que invadían la casa (y que asustaban tanto a Tía Esther), empezaron a emigrar a otras casas sin gatos.
Eso marcó el fin de una era de terror para la niña de los gatos....la Tía Esther pegaba unos alaridos semejantes a los de la actriz de Psicosis, en la escena de la ducha, cuando veía una rata, además el abuelo, ponía tramperas en lugares muy visibles de la casa, y era algo cotidiano ( aunque nunca pudo evitar asustarse), encontrar ratas gigantescas atrapadas y casi partidas al medio, con los ojos casi para afuera, y aun respirando.....o ratoncitos aún vivos y tratando de liberarse en vano de su trampa, a los saltos.
Todas cosas que la aterrorizaron y aún hoy, la niña de los gatos, tiene ese miedo a las ratas. Tal es así, que nunca volvió a estar sin la compañía tranquilizadora de un gato. Aún gusta de dormir con ellos uno en los pies, otro al costado, debajo de las sábanas.
Se nota que vibra de igual manera que los gatos, ya que siempre, donde va y hay uno, va con ella. O los propios, la miman mas de lo habitual cuando notan que está enferma o le duele el alma.
A mi me da pena por ella, porque me hace mal darme cuenta que esa niña se sintió toda su vida protegida únicamente por los gatos.
Sé que inconscientemente, ella esperó en vano por la protección de su padre, por el cariño de su madre. Los esperó en muchas formas, tíos, abuelos, pareja, pero como era una niña salvaje, nunca consiguió amor paterno ni materno. Porque hizo suyas las características felinas, es desconfiada, a veces traicionera, a veces la curiosidad casi la mata, pero también tiene cosas buenas, si se le busca la vuelta es bastante cariñosa .
Aunque cuesta tanto llegar a ella!! Cuesta tanto explicarle!! Que no espere mas, que su padre ya no vendrá, que su madre no tiene corazón y que los amigos o sus hermanos humanos no son como los gatos, que te pueden dañar jugando con un arañazo, o una mordida pero en el fondo te quieren y luego no te abandonan.
Por eso ya es hora que descanse, que comprenda que no tiene sentido la espera, ojalá se vaya con el espíritu de alguno de los gatos que jugaron con ella, adormeciéndose con un ronroneo de a poco, haciéndose un bollito en su regazo....y yendo al paraíso de los felinos, donde volverá a ser esa chiquita que no sabía lo que era el mundo de los humanos.

(Mi niña de los gatos, voy a extrañar tu risa y tus juegos, pero ya es hora de que tus mejores amigos te vuelvan a mimar para que no esperes en vano, nunca más!!
Te libero!)